Por su naturaleza exploradora, los gatos suelen ensuciarse de aceite, grasa, tierra, etcétera. Ante esta situación un buen baño resulta inevitable. Trata de no bañarlo muy seguido, pues esto remueve el aceite natural de su pelo. A la mayoría de los gatos no les gusta el agua, lo que representa una tarea delicada. Una buena medida preventiva antes de bañar a tu gato es cubrirle sus garras con cinta adhesiva suave, lo cual evitará que te rasguñe en un intento por escapar.
Usa una tina de plástico o un lavabo pequeño. Te recomendamos poner un tapete de plástico para que no se resbale.
¿Cómo bañarlo?
Pon un poco de agua tibia y asegúrate que no sean más de 5 a 7 centímetros de alto, si tu gato siente que el agua le llega al vientre o a la cara, se pondrá nervioso.
Con un tono cariñoso y sujetándolo suave pero firmemente, empieza a mojar su pelo. Asegúrate de no mojarle la cara sino hasta el final.
Una vez que está tranquilo y con el pelo húmedo, aplica un poco de champú y frótalo suavemente. Evita lugares delicados como la cara y las orejas.
Asegúrate de usar jabón o champú exclusivo para gato, ya que el de humanos es muy agresivo para su piel y pelo. El champú de perro puede causarle intoxicación.
Una vez que ha sido enjuagado, toma una toalla y colócala sobre su espalda, envuélvelo firmemente sujetando la toalla bajo sus extremidades y frótalo suavemente.
Una vez seco, cepíllalo para evitar que se la anude el pelo.
Al terminar apapáchalo mucho y recompénsalo para que la próxima vez sea más fácil.