Pocos tenis a lo largo de la historia pueden presumir tantos logros como las Adidas Superstar. Desde virtualmente retirar del negocio a una marca competidora en la NBA hasta convertirse en las protagonistas absolutas, por un rato, de un concierto en el mítico Madison Square Garden de Nueva York, las tenis Adidas han ido llenando todos los casilleros para ser consideradas hoy por hoy una prenda de culto a nivel internacional.
SuperGrip
Su surgimiento lejos estuvo de lo que conocemos en la actualidad. De hecho, hasta el nombre era diferente: se llamaban SuperGrip. La firma deportiva ideó esta línea para dominar el mercado del básquetbol en los Estados Unidos y triunfar en la NBA, por entonces, un feudo de Converse. En esa época, los jugadores utilizaban las clásicas tenis de lona con suela de goma que definen a la marca, no porque les pagaran, sino porque estaban acostumbrados a esto. Consciente de la situación, Adidas aterrizó con una propuesta que ofrecía una mayor protección, un agarre superior y contribuía a evitar un mal que se estaba extendiendo en la Liga: las lesiones de tobillo y rodilla.
Sneaker Wars
Lo que parecía camino a convertirse en un éxito por su peso específico, lo terminó siendo por los esfuerzos de uno de los ejecutivos de la marca. Chris Severn recorrió los diferentes vestuarios tratando de convencer a los jugadores de que probaran sus nuevos tenis. En “Sneaker Wars”, el fascinante libro que detalla la disputa entre los hermanos Adi y Rudi Dassler, creadores de Adidas y Puma, respectivamente, se relata como el Gerente General de los San Diego Rockets, Jack McMahon, fue uno de los primeros en aceptar la propuesta, preocupado porque algunos de sus jugadores habían sufrido lesiones que él le atribuía al calzado.
En 1969, a los Rockets se sumaron los Celtics, que ese año se quedaron con el anillo de la NBA. A menos de 5 años de su lanzamiento, el 85% de los basquetbolistas de la Liga de Estados Unidos ya utilizaba Adidas. Y fue en ese momento en el que Severn activó la siguiente etapa de su plan. El ejecutivo convenció a la firma para comenzar a contratar a jugadores y en 1976 Kareem Abdul-Jabbar se convirtió en el primer basquetbolista en lograr un acuerdo de patrocinio, a partir de un contrato de 25 mil dólares anuales.
Adidas Se Convierte En El Rey
Toda esta situación fue el tiro de gracia a Converse, que eventualmente dejó el baloncesto, y disparó las ventas de Adidas. A principios de la década del 70, varios años antes del acuerdo con la estrella de Los Angeles Lakers, el basquetbol representaba el 10% de la facturación total de la marca.
El comienzo de la década del 80 fue el punto de partida del cambio de las Superstar. Algunas modificaciones en los materiales de fabricación y en la confección dieron paso a un hecho que definiría su futuro: el grupo de hip hop Run DMC, por entonces el más importante de la incipiente escena, las adoptó como su “calzado oficial”. La penetración de la banda generó una inmediata identificación de los seguidores con su estética y, al poco tiempo, todos los fans del grupo de Hollis estaban utilizando las SuperStar. El idilio llegó al punto cumbre con la presentación de “My Adidas”, una canción que la banda compuso como crítica a los estereotipos, pero que terminó sirviendo para que Adidas reconociera la importancia de Run DMC en el aumento de ventas de la Superstar. Solo por poner un ejemplo, en 1986, durante un concierto en el Madison Square Garden, la banda les pidió a los fans que levantaran sus Adidas: casi 40 mil personas pusieron al menos una Superstar en el aire.
De esta manera, Adidas firmó un contrato con la banda y se metió de lleno en el streetwear. Run DMC levantó un testigo que después tomarían Kanye West y Pharrell Williams, entre otros. Siempre las Superstar, un ícono de la cultura moderna, que nació para los estadios y hoy vive en las calles.